por Leónidas Lamborghini
(…)
Al paso
al paso
cuando algo
desde lo más profundo
empezó a rechinar
en mí
con los quejidos
del viejo puente
del Riachuelo
nunca has oído
ese chirriar
me dictó
la cabeza
cuando el viejo
puente
se levanta
y también
cuando desciende
cae
condenado a subir
y bajar
todos los días
anclado
en la
pestilencia
nunca has oído
ese chirriar
en medio de todos los vehículos
de pronto detenidos
silenciados
ese lugar
cuando los latigazos
del sol
a la hora que son
menos crueles
la cabeza en el crepúsculo
es bueno
para meditar
y es el crepúsculo
de la jornada
cuando yo escucho
ese chirriar
tratando de esquivar
los latigazos
la herrumbre
de algo
que llevo
muy profundo
que se levanta y
cae
chirriando
rechinando
sobre
el nauseabundo
olor
del agua
de mi vida
condenado a hacerlo
como el viejo
puente
todos los días
desde hace remotos años
no antes del
sacrilegio
no antes
de espantarme
la confesión
de
el puente
se queja como eso
que aún tengo
en lo profundo
alzándose o
bajando
en medio del súbito
silencio
sólo
él
se escucha
y es para despertar
aquello
más profundo
en cada uno
condenado a descender
descender
y sólo
algunas veces
tratando de levantarse
estirándose
como parece
querer estirarse el
viejo puente
chirriando
rechinando
hacia arriba lo más
alto
posible
de la pestilencia
que por abajo corre.
Cuando los elementos adictos
tomaron las fábricas
se descomopuso
en varios editoriales
qué es
ese olor a mierda?
-Es el miedo es el miedo
y hay que leer
entre líneas
entonces el Buen Idiota
balbuceó su verdad
“aquí
los únicos privilegiados
son los privilegiados”
balbuceó
pero hay cretinos
siniestros
me dictó
la cabeza
pero qué
qué dice la gente
joven
-Nada podrá más
que la decisión
y el coraje
“La decisión es un don
de la inteligencia”
balbuceó el Buen Idiota
“y el coraje
-tartamudeó-
es su acción”
volvió a balbucear
el Buen Idiota
su verdad
entonces vi al saboteador
arrepentido
llevaba una bomba casera
entre sus manos
“y ya no estoy arrepentido”
me dice
cuando a los pocos pasos
la bomba estalló contra su vientre
y aún así reventado
llama
y yo acerco mi oído tenso a su boca
“la redención por la lucha”
me dice
“la insurrección es un arte
es un arte”
y así
expiró entre mis brazos
¡Y hagamos antorchas
compañeros!
gritó la mujer que iba al frente
y lo que esas antorchas
alumbran alzándose en su luz
“es la toma
del poder”
balbuceó el Buen Idiota
“y también
cuando metimos las patas el poder
en las fuentes de la Gran Plaza ”
dijo mirando a los adictos
babeándole
la boca
cuando dentro de un rayo
vi ese rayo pentágono
en réplicas y réplicas
rayos corvos
que hacían bailar
a sables corvos
en réplicas y
réplicas
(…)
* Extracto de “Las patas en las fuentes”, en “El solicitante descolocado”, Ediciones de la Flor , Buenos Aires, 1971.-
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